Las mentiras del turismo rural

La nuestra tierra


Hace semanas, en este mismo blog, veíamos como las políticas de los últimos 30 años han sido nefastas para el Norte y Noroeste de España. Intentaron acabar con la ganadería, con la agricultura, con la poca industria que había… Consiguieron cerrar las minas…

Lo curioso es que, después de todas estas fechorías, la gente se sorprenda que los pueblos queden sin gente.

Es curioso también que esos mismos ‘listos’ que han venido avalando y aplicando estas ‘antipolíticas’ crean tener la SOLUCIÓN a todos los males, y no es otra que, tatachán, tatachán… el turismo rural.

Políticos de uno y otro signo repiten como el ‘ora pro nobis’ (como un ‘mantra’, que dirían los modernos) que el turismo puede ser motor de desarrollo. Que si avistar lobos en la Sierra de la Culebra… que si las Reservas de la Biosfera… que si el Museo del Botijo Español (que, por cierto…

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Reseña – Montañas humanizadas. Arqueología del pastoralismo en el Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici (2015)

Reseña del libro: «Montañas humanizadas. Arqueología del pastoralismo en el Parque Nacional d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici». Ermengol Gassiot Ballbè (ed.) (2015). Publicado en Nailos 5. Estudios Interdisciplinares de Arqueología.

Disponible en el siguiente enlace:

Reseña Nailos 5

 

Los orígenes de la industria mantequera en la montaña leonesa (1850-1915)

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A pesar de la calidad de la leche de las vacas de la montaña leonesa, a mediados del XIX los procedimientos de elaboración de quesos y mantecas eran muy rudimentarios (García de la Foz, 1857: 11). Quizás por influencia asturiana, a finales del siglo XIX en Laciana, Riaño y Lillo donde abundaban los pastos de calidad, la fabricación de manteca había ido adquiriendo importancia y fama, siendo conocida y exportada hacia el resto de España (Barthe 1902, 79); según la Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio (1892), en las décadas finales del siglo XIX funcionaban varias mantequerías artesanales en la montaña leonesa, y la manteca procedente de Villablino y San Miguel se exportaba para los puertos de Galicia, y la de Vegamián, Lillo y Riaño para Asturias, y desde el puerto de Gijón para América. Hasta principios del siglo XX la producción de manteca que aparece en las estadísticas…

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Las vacas

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– Son cosas de Europa y no hay vuelta atrás – decía Miguel mientras apuraba una copa de orujo.
– Esto no es Europa. A mí quien me examinó las vacas fue el veterinario de la Junta. Un grandísimo hijo de puta… ¿qué le molestarían las mis vacas, si estaban sanas como castañas? – dijo Anselmo.
– Pero si te lo cubre la subvención… – decía Tomás.
– La ‘subención’ que se la metan por el culo. Yo lo que quiero es que no me quiten las vacas. A mi lo que me jode -razonaba Anselmo-, es que te dicen que esas vacas están tuberculosas pero van al matadero y después la carne es para consumo de la gente. Alguien se debe estar lucrando con eso.
– Eso sí que no hay quien lo entienda. Si sale mala, sale mala. Que la lleven al crematorio… – asentía Jacinto
– Ansiosos…

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Solidaridades vecinales en la provincia de León

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¿Sabías por qué el espigueo, la rebusca, u otras ‘solidaridades vecinales’ eran tan importantes para los más pobres?. Acá se explica…

El texto que aquí se reproduce ha sido traducido de Serrano Álvarez, José A.: “Commons and rural poor in preindustrial societies: a case study in Northwest Spain. León, 1850–1950”. Rural History Yearbook / Jahrbuch für Geschichte des ländlichen Raumes 2015, pp. 103-115. Haciendo click en este enlace podéis encontrar el articulo original (en inglés).

ii. Derechos vecinales y solidaridades, la otras ventajas del comunal.

En León al igual que en otra sociedades tradicionales, la propiedad campesina individual se combinó durante siglos no solo con la propiedad comunal, sino también con multitud de derechos colectivos sobre las tierras de titularidad particular[21]. En este sentido, hasta las décadas centrales del siglo XX en muchas aldeas del NW de España se mantuvieron servidumbres y otros ‘derechos comunales’. Especialmente valiosas para…

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Turismo porque sí

Un virus se apodera de los programas electorales: el turismo cultural.

Existe una tendencia a utilizar el turismo como medio de desarrollo económico por antonomasia a la economía tradicional. Este nuevo sector se presenta en ocasiones acompañado del término «cultural» para otorgarle un barniz más amable y más distinguido respecto al turismo de sol y playa al que estamos tan acostumbrados desde hace medio siglo. Pero la cultura no es un barniz, es un contenido.

Turismo cultural suele ir de la mano de términos como «reconversión», «dinamización» o «reciclaje» de las zonas rurales donde la crisis de los sectores tradicionales han supuesto el éxodo de población y el abandono de numerosas aldeas desde los últimos 40 años, con la pérdida de patrimonio que ello supone. Sin embargo, los lugares donde estos términos se han podido aplicar con eficacia a los resultados obtenidos se puede contar con unas pocas manos, necesitándose bastantes más para contar aquellos lugares donde el turismo rural o el turismo cultural no han funcionado, o incluso han acelerado el proceso de abandono y deterioro de los pueblos de la península.

¿A qué se debe este fracaso? Sin duda, el turismo cultural es un elemento con un gran potencial de estímulo de la economía de las zonas rurales, aplicándose correctamente puede traes grandes ventajas para el conjunto de la población. Sin embargo, su puesta en funcionamiento sin antes conocer la cultura e idiosincrasia local es una carta que acarrea grandes riesgos a los proyectos que se pretendan aplicar en tales espacios.

La principal causa de la falta de efectividad de los proyectos turísticos es la huida del campesino, agente principal del atractivo turístico de los pueblos y conservador de su paisaje. La pérdida de las personas que atesoran la cultura rural convierte el medio en mero escenario de evasión para el urbanita, perdiéndose la dimensión más importante de la aldea: su cultura.

La justificación principal del turismo es la economía. Crear riqueza, generar empleo. Esta motivación es la que provoca que en muchas ocasiones el patrimonio se banalice, se mercantilice y se pierdan contenidos. Ello hace que la cultura se convierta en un mero objeto de consumo sin mayor fin que saciar a aquel que quiera satisfacer su imagen idealizada del medio rural. Se introduce así al turista en una burbuja en la que el contacto con la cultura y el paisaje local se convierte en un espejismo que termina condenando a ambos actores.

La cultura no se puede convertir en un adjetivo que embellezca el producto que se quiera vender. Es un todo, en el que se deben considerar toda las manifestaciones materiales e inmateriales que rodean al conjunto de la población y patrimonio local. Para poder contemplar tales manifestaciones se ha de mantener a la población autóctona como principales agentes de salvaguarda y difusión de esta riqueza. Es por ello por lo que el turismo no ha de ser un fin en sí mismo sino un medio de revalorización y recuperación de los pueblos. Un turismo cultural bien orientado, consensuado y enmarcado dentro de una economía diversificada tendrá muchas más papeletas para prosperar que aquel impuesto artificiosamente «desde arriba».

César Maceda Fernández.

Y la luz se hizo

«Cada cinco años lelos y echados a perder me vuelve un sueño que es guapo de cara y feo de culo, sueño hermoso, aleccionador.

Veo un pueblo montañés donde turbina su vieja «fábrica de luz», un «salto» propiedad de la junta vecinal regido en concejo. Por esa razón el recibo viene saliendo casi gratis a todos, a familias, negocios y a las dos empresas alimentarias (modestas, pero pujantes) que emplean a unos cuarenta lugareños hoy ya expertos en bordar quesos, herboristerías, conservas… o cecinas, producción que compra Emiratos casi entera obligando a esta chacinera a ampliar objetivos en breve.

Y aún sobra luz. Los kilowatios restantes, más de la mitad, se venden a la hidroeléctrica nacional y esos ingresos permiten al concejo acometer mejoras comunales y, especialmente, cuidar y enriquecer su patrimonio natural y arquitectura popular que les añade, además, un flujo turístico discreto, pero sostenido y selecto, muy rentable para la hostelería local que, también discretamente, crece… y establece.

La ganadería casi extinta del lugar se vio empujada por la demanda a reabrir explotaciones, ahora con razas escogidas de caprino para la quesería y bueyes de carne cotizada, lo que a su vez ha devuelto a los puertos y pastizales cervunales la estampa secular que los talló entre peña y bosque, bello equilibrio entre el uso humano ancestral y la vida silvestre que convirtió estas montañas en parques naturales.

El pueblo del sueño bien podría ser de Babia, Burbia, Prioro… pero en pocos casos la «fábrica de luz» fue en esta tierra del pueblo, del concejo… creo que sólo en Sajambre y Valdeón la tenían, pero acabaron vendiéndola a una privada lista, qué listos, mataron la gallina de los huevos eléctricos… y este es el culo del sueño… que seguirá viniéndome hasta que un pueblo cazurro y valiente decida ordeñar kilowatios a sus baldíos torrentes o fluyentes para rehabilitar su lugar sepultado hoy bajo un pantano de asfixias a las que no mira el antipantanero.

Hablando de despoblación, un concejo turrión compró una turbina, montó un salto… y la luz se hizo.»

Escrito por Pedro Trapiello en el Diario de León el 17/05/2017

Url: http://www.diariodeleon.es/noticias/contraportada/luz-hizo_1160911.html

Natural Resources, Collective Action and Egalitarian Cultures. Property, Organization and Stewardship of Common Lands from the Middle Age to the Agro-Ecological Transition

Nuestro equipo de trabajo participa en la organización de una sesión en el XVI Congreso de Historia Agraria que se celebrará en Santiago en junio de 2018. Os animamos a enviar comunicaciones a esta sesión.
https://www.conftool.com/transruralhistory-2018/sessions.php

La celebración de un congreso de Historia Rural en Galicia necesariamente trae a la mente las prácticas tradicionales de aprovechamiento del espacio arraigadas en la comunidad vecinal. Se trata de comunidades que, desde la Edad Media, ejercieron su capacidad reguladora (solas o en interacción con poderes superiores) sobre el conjunto del territorio, incluyendo no sólo los recursos de explotación común (bosques, pastos, aguas) sino también los de apropiación individual, priorizando el bien común sobre los intereses individuales. Aun así, es en la gestión de los bienes comunales donde la actividad colectiva y la capacidad de autorregulación de las comunidades se expresa más claramente. Es cierto que esta capacidad de las comunidades para regular lo…

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Carta abierta a los promotores del centro de esquí de fondo en Babia

La nuestra tierra

Estimados Eva Márquez y David Iturralde,

me asombra la falta de vergüenza con al que tratáis a un alcalde pedáneo por pedir a un pueblo la máxima expresión de democracia que es sencillamente votar. No sé si sois de León, pero como bien sabréis en nuestra provincia aún tenemos ‘eso’ que se llama Juntas Vecinales, heredadas de los concejos antiguos que se pierden en la historia y, que da la posibilidad de votar y frenar un proyecto como el vuestro.

Yo soy de Cabrera, y veo que tenemos los mismos problemas en toda la provincia, La Cueta tiene nieve, nosotros tenemos pizarra, de repente llega una empresa que ve cierto negocio, se lanza como un paracaídas y suelta que va a dar empleo a costa de ciertas concesiones. Y cuando el pueblo vota que no, es culpa del pueblo…. NO

Vamos a analizar un poco más esta situación que ustedes…

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